Vistas de página en total

lunes, 18 de abril de 2016

MORANTE Y EL ARTE DE BIRLIBIRLOQUE

Son las 5 de la madrugada, como si fueran las cinco de la tarde y además sin WiFi. Sabía que hoy era el día, y lo fue. Vaya tarde bonita en la que Sevilla volvió enamorarse de Morante; porque Sevilla siempre lo estuvo del torero de la Puebla. La tarde fue intensa, tremenda, sobrecogedora. La corrida de Cuvillo, en general bien presentada y bonita de hechuras. Todos no podían embestir. La verdad es que me gustó más la de Cuvillo de ayer. Cuentan que la cara de Morante hoy era diferente desde antes de salir del Vincci a pisar las calles del Arenal y la Capilla de su Baratillo. El caso es que llegó ese cuarto toro, Dudosito, que pudo y que estremeció los cimientos de la Real Maestranza de Caballería. En los inicios fue incierto y no pudo lucirse el de la Puebla con la capa y al que cuidaron y miraron en el caballo. Morante se inspiró en la plaza, en la Giralda y en los padres que lo engendraron y parieron con ese arte. Su cara inundaba la plaza, estaba rebosante de torería y quería engendrar esta tarde el arte más puro de Cúchares. Lo toreó a placer por el pitón derecho tras un comienzo a dos manos, y nos regaló un kikiriki tremendo que hiciera temblar el alma del más insensible. El Maestro estaba dispuesto, ávido de triunfo y totalmente inspirado en cada muletazo. Cómo contar lo vivido y sentido? Es tan inexplicable que hasta lo más sencillo era una obra de arte de puro y antiguo toreo barroco y abelmontado. Tuvo un momento en el que, sonando la música, Morante se olvidó del cuerpo y liberó su alma, y ya sólo lo toreaba con muñecas y cintura y con ese arte con el que nació el Elegido. El arte es algo con lo que se nace y no viene en los genes, ni en los libros ni en ninguna parte. Es como la clase, se tiene o no se tiene, y no se aprende ni se enseña y el hijo de Rafael nació con él. Los más templados naturales con el noble Cuvillo hicieron temblar hasta los cimientos de la Monumental ya hoy inexistente. Morante y Dudosito fueron los artífices de similar obra de arte esculpida a golpe de cincel y martillo cual Piedad de Miguel Angel. Los tendidos lloraban de emoción cuando el Maestro toreaba encajado en los medios escribiendo poemas de García Lorca y componiendo partituras como si de un Manuel de Falla se tratara. Perdió la muleta un instante al partirse el palillo y, habilidoso la cogió del suelo a dos manos y le pegó una especie de media enroscándose cual serpiente de cascabel que terminó de enloquecer. Pura genialidad. Le metió la espada en corto y casi entera pero el toro tardó en caer. Pienso que si cae rodao le piden el rabo. La vuelta al ruedo, apoteosis. Juli se jugó la vida sin ninguna duda. Como siempre, entregado se vació ante un mal lote hasta que lo cogió en el quinto y lo enganchó, metiéndole 15 centímetros de pitón. Con esa verdad y pureza aplastante, Julián también entregó su alma al diablo arriesgando su vida como si de uno que empezará ayer se tratara. Nunca podremos agradecerle todo lo que hizo por Sevilla y la vergüenza torera tan enorme que da cada tarde en su plaza. Su verdad en el toreo es tan grande que no le importaría entregar su vida a cambio de ser inmortal. Pinchó al astado y tras darle el pasaporte, se marchó por su propio pie a la enfermería. Y qué decir de Roca Rey. Es un guerrero que siempre está apostado en la trinchera para salir a torear a cada toro que le cae en suerte, sea bueno o malo. Con su primer enemigo tuvo opciones pues el toro tenía clase para parar un tren. El resto lo puso el peruano pues se expuso firme y sin dudas, para no inmutarse pasando el toro por donde quería el torero. No perdonó ni un quite y también entregó el alma y el carnet de un niño torero de tan sólo 19 años junto a dos figurones del toreo con los que, si me apuran se crece hasta crear la explosión. Le cortó una oreja de enorme peso. Y en el que cerró la tarde expuso de nuevo para venir a decir quien es y lo que busca. Todo el brillo y la intensidad lo puso él. Pudo sacar triunfo pero no le dio tregua y tras nockearlo y dejarlo absorto, no le ayudó en absoluto pinchando la faena y perdiendo el triunfo. Andrés eres muy joven y quedan muchos triunfos por llegar. Espero el próximo en San Miguel

jueves, 14 de abril de 2016

TOROS QUE PIDEN EL CARNÉ A LOS TOREROS

Aún embargada por la emoción y con el alma encogida, intentaré contar un sinfín de sensaciones que tuve la suerte de vivir por segunda vez en la Maestranza. El público de hoy no llenaba los tendidos pero para mí el cartel tenía tantos alicientes como opciones dio la buena corrida de Victorino Martín. La tarde, ya histórica, reunía para mi los toros y al menos, dos toreros de mi gusto y para más inri amigos, por lo que la alegría es desmesurada tras sus triunfos de clamor. Manuel Escribano no tuvo suerte con el que abrió plaza, el que no me gustó absolutamente nada. Era desrazado y perdió las manos. Pronto se vió que no tenía nada que hacer con él. No sabía que detrás de ese toro saldría el número 37, toro que cambiará su vida para siempre, y de nombre Cobradiezmos. Y tanto que le cobró... Pidió al torero de Gerena todos los carnés de su toreo y éste se los mostró sin temblarle el pulso. Se fue a recibirlo a portagayola para después despacharlo con un ramillete de templadas verónicas, y ahí ya se podía adivinar lo que traía dentro el TORO. Su comportamiento y su embestida fueron perfectos de principio a fin; el toro era noble y bravo, metía la cara por ambos pitones haciendo el avión, y el de Gerena nunca le volvió la cara y se expuso en cuerpo y alma. Es cierto que empujó mejor en la segunda puya y el toro, como bravo que era, se vino arriba en banderillas. A continuación sólo había que hacerle todo perfecto. Le planchó la muleta y no le dudo ni un solo instante lo que hizo surgir el más bello y templado toreo de Manuel. Fue extraordinario por ambos pitones y la clase rebosaba cada arrancada. Series algunas hasta de seis muletazos y Escribano perfecto en todas. Ya finalizando su faena, empezó el runrún en la plaza. Y lo que empezó de forma tímida, acabó inundando la plaza de pañuelos blancos que pedían al unísono el perdón de su vida, y la devolución de Cobradiezmos al campo bravo del que salió. La emoción nos desbordó a todos y fue premiado con las dos orejas simbólicas. Paco Ureña de rosa fuerte y oro, no pudo lucirse en el recibo al tercero, pero en la faena de muleta, dió tres series diestras templadas cargadas de elegancia y temple el murciano. Bajó un punto la intensidad al natural pero Ureña se cruzó hasta ponerse donde embestía de forma larga. Muy cruzado y con la muleta siempre planchada en la cara del toro arrancó buenos naturales. Final de ensueño por el pitón derecho acariciando el hocico con suaves toques hasta el momento justo de apagarse. Remató por bajo y mató de estocada fulminante cortando las dos orejas al toro. Lío gordo. Qué alegría poder triunfar junto al compañero y amigo. El sexto no fue bueno para Paco; no le quiso dar lo que necesitaba para poder abrir la Puerta del Príncipe a pesar de querer conseguirlo. Fue más complicado pero merecía el esfuerzo. Ojalá y se de pronto. Paco Ureña y Manuel Escribano, permítanme apuntar, que ambos bebieron en las mismas aguas del temple, y del blanco o negro y sin grises. Es decir, del toreo y la mentalización del Cortés de Gines. Sin duda, los dos pupilos aprendieron muchas cosas buenas del Maestro, quien siempre les habló para estar preparados en el momento en que les saliera el toro. Uno de esos días fue hoy. La afición desmedida y el amor por el toreo de ambos, hicieron el resto. El convidado de piedra de la merienda fue Morenito de Aranda que estuvo demasiado preocupado por la composición y la estética, por lo que perdió un triunfo clamoroso ante un primer toro de gran calidad, y otro medio en quinto lugar. Tal vez quiso pero no pudo acoplarse a esas exigencias del guión. Para mí, la tarde le quedó grande desgraciadamente.